La novia del hombre que apretó el gatillo para atentar contra la Vicepresidenta se había negado a proporcionar la clave de su celular. Ahora los peritos analizan 120 gigabytes de información que podrían aportar pruebas de cómo se organizaba el grupo y cuáles eran sus ingresos.
En base a la prueba recopilada hasta el momento, hay dudas sobre que su medio de subsistencia haya sido la venta de este producto.
Por eso se busca determinar si recibieron apoyo financiero o logístico de algún tipo antes del intento de homicidio de la Vicepresidenta a metros de su domicilio en Juncal y Uruguay, del barrio porteño de Recoleta, precisaron las fuentes.
En la investigación se suman evidencias de que luego del hecho, la novia del detenido como autor material se fue del lugar y recibió algún tipo de ayuda por parte de su entorno y que incluso buscaron entre ellos formas de contactarse sin ser detectados, como perfiles falsos en redes sociales.
Los cinco integrantes del llamado grupo de los «copitos», por dedicarse a la venta de esa golosina junto a los acusados, declararon ya como testigos ante Capuchetti y Rivolo y entregaron sus celulares para pericias aún en curso.
Bajo juramento de verdad, aseguraron que nunca supieron lo que planeaba Sabag Montiel.
En Tribunales se aguarda también el resultado de una pericia a una bolsa blanca que Brenda llevaba consigo la noche del atentado y después dejó en la casa de un ex novio donde fue a pasar la noche.
La prueba fue enviada a peritar para determinar la posible presencia de restos de pólvora, algo que podría indicar que allí se guardó la pistola Bersa que usó Sabag Montiel para gatillar a escasos centímetros del rostro de la Vicepresidenta
Según la imputación contra Sabag y Uliarte para cometer el hecho hubo «planificación previa y acuerdo de partes» entre ambos, además de transporte de arma de fuego sin autorización y acopio de municiones.
«Brenda no tuvo nada que ver… y yo tampoco», se limitó a decir esta semana Sabag Montiel en una ampliación de indagatoria en la que se negó a declarar.
A su turno, Uliarte había dicho que no tuvo nada que ver con el intento de homicidio ni con su planificación, que solo fue hasta la casa de la Vicepresidenta a acompañar a su novio y que lo que él hizo le pareció aberrante: no quiso responder preguntas ni del tribunal ni de la fiscalía, y solo le contestó a su defensor oficial, Gustavo Kollman.